diumenge, 25 d’abril del 2010

El instinto artístico

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/portada/mono/artistico/elpepuculbab/20100424elpbabpor_21/Tes


Afirma Henry de Lumley (La gran aventura de los primeros hombres europeos, Tusquets) que la adquisición de la simetría, primer indicio del sentido ("humano") de la armonía, tuvo lugar hace 1,5 millones de años, en el territorio que se extiende entre el sur de la actual Etiopía y el norte de Kenia. El protagonista de ese acontecimiento fue Homo erectus que, a diferencia de su coetáneo Australopitecus robustus, comía carne y fabricaba útiles para proveérsela y manipularla: el bifaz, esa herramienta cortante característica de las culturas achelenses, fue el primer producto de esa sensibilidad "artística" de nuestros más lejanos parientes. Lumley sostiene que algunas de las características de esos bifaces (el color de las piedras elegidas, la intencionada simetría del tallado) no hacían que la herramienta fuera más funcional, sino que servían para proporcionar el primer latido de lo que podríamos llamar satisfacción estética. Por su parte, Denis Dutton, un psicólogo evolucionista partidario de una concepción del arte "naturalista y transcultural", argumenta en su muy polémico (y legible) El instinto del arte (Paidós) que el surgimiento y desarrollo de las artes son resultado de un conjunto de adaptaciones evolutivas que se iniciaron hace miles de años, y que tanto nuestro amor a la belleza -el "instinto artístico"- como nuestros gustos y preferencias serían innatos y universales, y no resultado de construcciones sociales o culturales. Dutton llega a afirmar que si a miembros de diferentes culturas les atraen por igual las representaciones de paisajes abiertos con imágenes de agua y de árboles en la lejanía es porque, de alguna manera, les "evocan" la sabana de la que, como especie, procedemos. Y propone un itinerario darwinista para ilustrar cómo llegamos a convertirnos en "una especie obsesionada por la creación de experiencias artísticas", insistiendo (a través de diversos ejemplos) en que la comprensión de los procesos adaptativos que dieron lugar al instinto artístico puede contribuir a "realzar nuestro disfrute estético". Su libro supone un paso más en el muy contemporáneo maridaje de la filosofía del arte y el neodarwinismo. Y, desde luego, un intencionado torpedo dirigido a la línea de flotación de las interpretaciones suministradas desde la antropología y los estudios culturales.

Isabel II (mp3, interesante audio de la UNED)

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dilluns, 12 d’abril del 2010

El enigma de la mujer X

Es el primer homínido descubierto por la genética y no por la forma de sus fósiles  |  Los científicos aún no saben qué apariencia tenía ni de quién era descendiente

JOSEP CORBELLA  LA VANGUARDIA 25/03/2010
Un nuevo tipo de humano prehistórico ha sido descubierto por primera vez a partir de un análisis genético y no de la forma de sus fósiles. El hallazgo, que confirma el potencial de la genética para reconstruir el pasado, no resuelve ningún enigma sino que plantea otros nuevos hasta ahora insospechados. Es uno de esos avances en que, cuanto más se sabe, más se ignora. 

Una nueva especie complica el puzle de la evolución humana
Una nueva especie complica el puzle de la evolución humana /   LV

El espécimen ahora descubierto, al que los investigadores llaman provisionalmente Mujer X, vivió en el sur de Siberia en algún momento hace entre 30.000 y 48.000 años. En esa misma época campaban en aquella región tribus de neandertales y estaban llegando los primeros Homo sapiens que venían de África. El descubrimiento, anunciado anoche por la revista Nature en su edición electrónica, llega siete años después del hallazgo del pequeño Homo floresiensis, popularmente conocido como el Hobbit, que vivió en la isla indonesia de Flores hasta hace 13.000 años.

Estos nuevos fósiles, el de Siberia y los de Indonesia, demuestran que, cuando los Homo sapiens salieron de África hace unos 60.000 años, las poblaciones humanas eran más diversas de lo que se pensaba hace apenas una década. Durante un siglo y medio los prehistoriadores habían pensado que nuestra especie sólo se había encontrado con los neandertales en su expansión por Eurasia y Oceanía. Ahora se demuestra que se cruzó por lo menos con dos especies humanas más, y tal vez con alguna más aún no descubierta.

"Pienso que nuestra especie fue de algún modo responsable" de la extinción de las otras especies humanas, declaró el martes en rueda de prensa telefónica Svante Pääbo, investigador del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva de Leipzig (Alemania) y director de la investigación. "Pero no sabemos si tuvimos una responsabilidad directa o no".

Eudald Carbonell, codirector de las investigaciones de Atapuerca, coincide en que "llama la atención que la expansión de nuestra especie coincidiera con la extinción de todas las demás especies humanas. Pero esto no significa necesariamente que los Homo sapiens fuéramos grandes exterminadores. Tal vez las otras especies estaban ya en crisis y se hubieran extinguido igual".

Todo lo que se ha encontrado por ahora del espécimen de Siberia es un fragmento de falange de un dedo meñique de la mano. El fósil apareció en el 2008 en la cueva de Denisova, una amplia cavidad situada a orillas del río Anui. Un lugar hospitalario para los humanos que vivieron en Siberia en la prehistoria y en el que también se han hallado numerosas herramientas de piedra y adornos de hueso de hasta 125.000 años de antigüedad.

De ese fragmento de falange, atribuido a un niño o una niña que murió cuando tenía entre cinco y siete años, un equipo internacional de investigadores dirigido por Svante Pääbo ha extraído una muestra de 30 miligramos de hueso para analizarla genéticamente. Pääbo es líder mundial en el estudio del ADN de los neandertales y parte de sus investigaciones consiste en comparar fósiles de distintas regiones para reconstruir las relaciones de parentesco entre ellos.

Pero la gran sorpresa en este caso fue que la falange no correspondía ni a un neandertal ni a un Homo sapiens. Al comparar secuencias genéticas del fósil de Siberia con seis fósiles de neandertales –uno de ellos encontrado en la cueva del Sidrón, en Asturias–, aparecieron tantas diferencias que no podían corresponder a fósiles de la misma especie. Y al compararlas con restos de Homo sapiens, también resultaron ser demasiado distintas.

"Me llamaron al móvil mientras estaba en un congreso en Estados Unidos para anunciarme el resultado del análisis y, cuando me dieron la noticia, no me lo creí. Era algo tan inesperado que pensé que me estaban tomando el pelo", reconoció Pääbo.

Los análisis genéticos de los fósiles se han basado en el llamado ADN mitocondrial. Se trata de un tipo de ADN que no se encuentra en el núcleo de las células como la mayor parte del genoma sino en las mitocondrias –unos pequeños orgánulos que tienen la misión de generar energía en las células–. Es un ADN que se transmite de generación en generación únicamente por línea materna (aunque lo tienen tanto hombres como mujeres), motivo por el que los investigadores han preferido llamar al espécimen Mujer X que Homo X.

Según los resultados presentados en Nature, cuando se compara el ADN mitocondrial de dos personas de nuestra especie, se encuentra una media de 60 diferencias genéticas entre ellas. Cuando se compara el ADN mitocondrial de neandertales y Homo sapiens, se encuentra una media de 202 diferencias. Pero cuando se comprara el ADN mitocondrial de la falange de Denisova con el de nuestra especie, las diferencias ascienden a 385.

Que nuestro ADN sea más parecido al de los neandertales que al de la falange de Denisova significa que estamos más estrechamente emparentados con los neandertales que con aquellos antiguos pobladores de Siberia. Los investigadores han calculado también que hay una media de 1.461 diferencias genéticas entre el ADN mitocondrial de los chimpancés y el de nuestra especie. Si se tiene en cuenta que el linaje humano y el de los chimpancés se separó hace seis millones de años en algún lugar de África, los investigadores han calculado que el último ancestro común entre nuestra especie y el espécimen de Denisova vivió hace alrededor de un millón de años. En cambio, la rama del árbol de la evolución que lleva hacia los neandertales se separó de nuestro linaje hace sólo medio millón de años.

A partir de aquí todo son incógnitas. Los investigadores no saben dónde encaja la nueva pieza de Denisova en el gran rompecabezas de la evolución humana. No saben de qué especies desciende ni saben a qué especie corresponde. Con un fragmento de falange como único botín, no saben ni cuánto medía ni qué aspecto tenía. "Si vivía en Siberia en una época glaciar, conviviendo con mamuts y rinocerontes lanudos, probablemente llevaba ropas de abrigo, poco más se puede decir", declaró en la rueda de prensa Johannes Krause, primer autor de la investigación.

Los autores del descubrimiento piensan que la falange de Denisova corresponde probablemente a una especie hasta ahora desconocida. Pero están a la espera de analizar su ADN nuclear para confirmar esta hipótesis y por ahora, recalcó Pääbo, "nos hemos abstenido de presentarlo como una nueva especie".

El más humano de los australopitecos aclara el origen del género ´Homo´


Descubierto en Sudáfrica un eslabón clave en la evolución de los homínidos 
XAVIER ALDEKOA - Johannesburgo. Corresponsal  - LA VANGUARDIA  09/04/2010

Los dos esqueletos hallados hasta ahora son de una mujer de unos 30 años y un chico preadolescente
Hace dos millones de años, unos homínidos de brazos largos, poderosas manos y piernas desarrolladas, capaces de dar grandes zancadas y correr como un humano, habitaban las estepas y colinas del sur de África.Su constitución fuerte y ágil probablemente les permitía trepar con facilidad. Estos homínidos eran Australopithecus sediba,una nueva especie descubierta en Sudáfrica por investigadores de la Universidad de Witwatersrand de Johannesburgo y presentada hoy en la revista Science.

El entusiasmo que ha despertado el hallazgo, uno de los más importantes de la paleoantropología en los últimos años, se deriva de sus características de eslabón entre géneros. Ayuda a comprender cómo apareció el género Homo,uno de los capítulos incompletos en la historia de la evolución humana.

Hasta ahora, los australopitecos eran los únicos candidatos a ser antepasados directos de los humanos. Pero sorprendían las grandes diferencias anatómicas entre ambos géneros. El Australopithecus sediba resuelve este enigma ya que presenta algunos rasgos que le distinguen de otros australopitecos y le acercan al género humano -especialmente, a la especie Homo erectus-.El reputado paleoantropólogo y líder del equipo de excavación, Lee Berger, cree que la especie ahora descubierta podría ser "el punto del que surge el género Homo".
Los dos esqueletos parciales de la especie hallados hasta ahora aparecieron en el verano de 2008. Berger se disponía a investigar un sistema de cuevas no exploradas en Malapa, a 50 kilómetros de Johannesburgo. Le acompañaba un estudiante de postgrado y su hijo Matthew, de nueve años. Al poco de llegar, mientras los mayores trabajaban, el pequeño se tropezó con una clavícula incrustada en una roca. Aquel hueso se convertiría en el punto de partida del trabajo de un equipo de 60 investigadores internacionales. Tras aquella clavícula, aparecieron los dos esqueletos, además de abundante fauna - felinos de dientes de sable, antílopes, ratones y conejos-.

Los análisis de los dos esqueletos, un joven preadolescente y una mujer de unos 30 años, confirman que se trata de una nueva especie con características únicas. Aunque el plano general de su esqueleto es el de un australopiteco, tiene también rasgos casi humanos, principalmente en el cráneo y la pelvis. Pese a que su cerebro es casi tres veces más pequeño que el de los humanos actuales, su forma parece ser más avanzada que la de otras especies de australopitecos.

La última tecnología para escanear los restos ha permitido permite también desvelar cómo murieron los dos australopitecos hace casi dos millones de años. Una caída pudo tener la culpa. Los dos homínidos, de 1,27 de altura y unos 30 kilos de peso, se encontraban en el fondo de lo que fue un lago en el fondo de una cueva. Aparentemente, cayeron en el agujero junto a otros animales, donde permanecieron algunos días. Poco después, una fuerte tormenta o una riada trasladó los cuerpos hasta el fondo del lago subterráneo donde los huesos se fosilizaron.

El excelente estado de conservación del material fósil, de entre 1,95 y 1,78 millones de años de antigüedad según el análisis de las rocas donde se encontraban, indica que los cuerpos fueron sepultados rápidamente. La posición de los esqueletos, a apenas 40 centímetros de distancia, y la asociación parcial de algunas articulaciones, sugiere que quizás murieron al mismo tiempo o con pocos días de diferencia.

El hallazgo obliga a reconsiderar el lugar en la evolución de la especie Homo habilis,hasta ahora considerada la primera especie humana. Si Australopithecus sadaba fue ancestro de los Homo erectus,con los que tiene rasgos en común, pero no de los Homo habilis,esto implicaría que los H. habilis no eran realmente humanos. Lo cual implicaría que las herramientas que se han encontrado asociadas a esta especie - y que fueron decisivas para ubicarla en el género Homo-no fueron fabricadas por humanos.




Hallan una nueva especie de homínido que vivió hace dos millones de años en Sudáfrica


El Australopithecus sediba puede ser un eslabón entre el hombre-mono sudafricano (Australopithecus africanus) y los primeros hombres

08/04/2010 LA VANGUARDIA

Redacción Internacional. (EFE).- Paleontólogos sudafricanos han identificado una nueva especie de homínido de hace casi dos millones de años, que arroja luz sobre la evolución de la especie humana y puede ser un eslabón entre el hombre-mono sudafricano (Australopithecus africanus) y los primeros hombres.

El hallazgo, publicado hoy en la revista científica Science, fue posible gracias a dos esqueletos -de un niño y una mujer- encontrados en 2008 en una cueva de la región sudafricana de Sterkfontein, a 40 kilómetros de Johannesburgo, declarada cuna de la humanidad por la gran cantidad de fósiles que alberga.

La nueva especie, bautizada Australopithecus sediba, "puede muy bien ser la piedra roseta que nos permita comprender el origen del género Homo", declaró a Science el autor principal del estudio, el paleontólogo Lee Berger, de la universidad sudafricana de Witwatersrand.

Berger explicó que por su morfología los esqueletos comparten características tanto con el Australopithecus africanus como con los primeros miembros del género Homo, en particular el Homo erectus y el Homo ergaster. Y subrayó la gran importancia del descubrimiento porque viene a colmar un vacío en el tiempo, ya que los restos, de entre 1,78 y 1,95 millones de años de antigüedad, datan de un periodo del que casi no existen registros fósiles.

"Tenemos un buen registro fósil de los homínidos hace más de 2,1 millones de años, y satisfactorio para hace 1,6 millones de años, pero la época entre 1,8 y 1,9 millones de años ha sido realmente un agujero negro", señaló.

Los esqueletos revelan un cerebro muy pequeño y unos brazos muy largos, propios de los australopitecos, pero también una cara muy avanzada, con una nariz y dientes pequeños, una pelvis para caminar erguido, piernas largas y una cavidad craneal similar a la de homínidos muy posteriores como el Homo erectus o el Homo habilis, añadió.

Según Berger, estamos ante una nueva especie porque "nunca hemos visto esta combinación de rasgos en ningún homínido". El Australopithecus sediba tenía una estructura ósea similar a la de las primeras especies de Homo, pero la empleaba más bien como un Australopithecus, la más famosa de las cuales es "Lucy", hallada en Etiopía en 1974 y que vivió un millón de años antes, señala el estudio.

Esto indica que la transición de los primeros homínidos, que vivían en árboles, al género Homo plenamente bípedo ocurrió en etapas lentas y que primero emergieron varias especies similares a la de Homo, señala el estudio. "Estos fósiles nos permiten atisbar un nuevo capítulo de la evolución humana en un periodo crítico, cuando los homínidos cambiaron su dependencia de la vida en los árboles por la vida sobre tierra", dijo Berger.

La nueva especie, cuyo nombre significa "fuente" en el idioma sudafricano seSotho, comparte más rasgos con los primeros Homo que cualquier otro australopiteco y por ello puede ser su antecesora o estar emparentada con un antecesor que coexistió durante un tiempo con el Homo, explica el estudio.

Los dos esqueletos fueron encontrados el uno al lado del otro en un buen estado de conservación en depósitos de sedimentos de la erosionada cueva de Malapa, adonde fueron arrastrados por un alud, lo que indica que su muerte se produjo por la misma causa poco antes, señala en otro estudio en Science el geólogo australiano Paul Dirks.

Según el científico, el entorno en el que habitó el Australopithecus sediba era muy similar al de hoy, con llanuras verdes y valles boscosos, aunque los ríos fluían en distintas direcciones y el paisaje era cambiante. Los investigadores, que identificaron también en la cueva los fósiles de 25 especies de animales, entre ellos gatos diente de sable, antílopes, una hiena, un gato salvaje y un caballo, sospechan que el lugar, que tenía decenas de metros de profundidad, fue una trampa mortal para animales en busca de agua.

dijous, 8 d’abril del 2010

Evolución. empatía, cerebro altruísta y maldad. Punset conversa con Frans de Waal


28/03/10: Nuestro cerebro altruísta

El programa trata de la importancia de sentir emociones hacia el prójimo en la teoría de la evolución mediante selección natural. ¿Quién dijo que la vida es una lucha donde ganan los más competitivos, fuertes y agresivos? Si aceptamos la teoría de la evolución mediante selección natural, hemos de saber que los seres vivos también han sido seleccionados por su capacidad para sentir las emociones del prójimo y para colaborar en el bien común. Lo explica el primátologo Frans de Waal, gran estudioso de las emociones animales. Frans de Waals es un investigador holandés especializado en psicología, primatología y etología. Doctorado en biología por la Universidad de Utrecht, es profesor de la Universidad de Emory en EEUU, miembro de la Academia Americana de las Ciencias y director del Yerkes Primate Center. Ha escrito varios libros como 'Política del Chimpancé', 'Nuestro mono interno' o, el último, 'La edad de la empatía'.

Fuente: 

http://www.rtve.es/mediateca/videos/20100328/redes-20-28-03-10-nuestro-cerebro-altruista/731612.shtml?s1=programas&s2=ciencia-y-tecnologia&s3=redes&s4= 

 

4/03/10: La pendiente resbaladiza de la maldad

¿Sabemos de qué seríamos capaces en una situación extrema a la que nunca nos hubiéramos enfrentado? ¿Somos realmente quienes creemos que somos? El psicólogo Philip Zimbardo explica en "Redes" los detalles del famoso y macabro experimento de la prisión de Stanford, realizado en los años 70 para averiguar qué sucedía si se colocaba a gente buena en un lugar malvado.

Fuente: http://www.rtve.es/mediateca/videos/20100328/redes-20-28-03-10-nuestro-cerebro-altruista/731612.shtml?s1=programas&s2=ciencia-y-tecnologia&s3=redes&s4=