El arqueólogo español acaba de publicar el libro divulgativo 'Momias'
En Egipto, un estudio genético de la momia de Tutankamón acaba de desvelar que era hijo del faraón hereje, Akenatón, y ha desmitificado su imagen juvenil y bella. En Nueva York, el Met exhibe los objetos utilizados para su embasamiento. En Barcelona, el hospital Quirón acaba de reconstruir el rostro de una momia de la época del Fayum y el Museo de Arqueología muestra los rostros de 18 momias abandonadas en Tebas. En Alicante, otra exposición más revela los secretos de los ritos funerarios egipcios. Parece que las momias vuelven a estar de moda, si es que en 5.000 años dejaron alguna vez de estarlo. Y, si no, que se lo digan al arqueólogo José Miguel Parra, que se suma a la tendencia con el libro divulgativo Momias.
-¿Por qué las momias nos atraen tanto?-Son llamativas e impresionan. En realidad, estás viendo a una persona muerta pero parece que esté dormida. Las momias también son documentos históricos que contienen mucha información que resulta intrigante.
-¿Qué intrigas esconden?
-Si la momia está bien conservada, podemos averiguar su alimentación, si pasó hambre en la infancia… El ajuar funerario nos dice qué tipo de persona era, si era rica o pobre. Una momia nos puede proporcionar mucha información que nos sirve para hacernos una idea cada vez más detallada de su sociedad, una civilización que forma parte de nosotros.
-¿Todo surge de Egipto?
-Egipto es el punto de partida, incluso los griegos iban allí a estudiar.
-Las momias también son un punto de partida…
-...para renacer en el más allá. En Egipto, desde el reino antiguo, todo el que podía se momificaba y quien no podía costearse el proceso, optaba muchas veces por una momificación natural en agujeros de arena.
-¿Podemos llegar a imaginarnos cuántas momias pueden haber?
-Si calculamos que desde el 2.500 a.C. hasta después de cristo casi todo el mundo se momificaba… pues bastantes millones. Después tenemos que tener en cuenta que también se momificaban animales como ex votos y esto representa otro montón más.
-Con tantas momias no es de extrañar que muchos museos expongan al menos una en sus vitrinas.
-Desde hace años todo lo que se excava es patrimonio egipcio, pero no siempre ha sido así. Han salido tantas momias que no hay museo que no tenga una.
-¿Se deberían retornar?
-No tendría mucho sentido a no ser que sea alguna importante, como la de Ramsés I, que se devolvió a Egipto.
-¿Y el busto de Nefertiti?
-Salió legalmente de Egipto. En esa época, los objetos encontrados pertenecían a la excavación y el busto de Nefertiti se quedó en el lado de los alemanes. Se tiene que demostrar que el reparto fue fraudulento. Otra cosa es que los alemanes quieran devolverla…
-¿Deberían hacerlo?
-En Alemania ha estado muy bien. Egipto tiene demasiado material para exponerlo todo en buenas condiciones. Es comprensible que vuelva a Egipto, pero en Alemania es muy visitada. No hay muchos motivos para reclamarla. En Alemania se le conceden todos los miramientos que se merece y en Egipto sería una pieza más.
-¿Y la barba de la esfinge que está en el British Museum? -Era un añadido posterior y salió de Egipto con permiso. En los siglos XVIII y XIX todo lo que salió era porque no había un estado que se preocupara. Si no conoces tu patrimonio y alguien lo sabe valorar es probable que te quedes sin él. Y todo lo que salió de Egipto se ha preservado.
-No es el caso de muchas momias…
-Hasta que no hemos llegado a comprenderlas como un documento histórico han sufrido bastante. Antes eran un souvenir, un objeto para ganar dinero. Se han utilizado para hacer papel, como abono…
.-…e incluso para curar enfermedades.
-Esto es de lo más peculiar. El polvo de momia fue la aspirina de la Edad Media. El rey Francisco I de Francia siempre viajaba con una provisión de momia por si caía enfermo o le herían. Durante siglos en Europa era el medicamento milagroso con efecto placebo.
-¿Qué gusto debe tener una momia?
-(Ríe). Tendrá un gusto muy aceitoso, por las resinas, y un poco salado, por el natrón que se utilizaba en la deshidratación.
-Ideal para las ensaladas. ¿Cómo debemos mirar a una momia?
-Hay que mirarla con respeto, cariño y curiosidad porque estás viendo a una persona.
-¿Qué momia le ha causado más impresión?
-De de las que me he encontrado en excavaciones, me sorprendió una momia natural y reciente de un perro que se cayó en un pozo funerario. Murió de hambre y se momificó. Lo ves tan escuálido y retorcido que dices: caramba. Con las otras el efecto es diferente, porque sabes que murieron y las momificaron. Resultan interesantes las momias de los faraones. Ver en persona a ese señor del que sabes tantas cosas.
-¿Qué haría Ramsés II si viera lo que estamos haciendo con las momias?
-Nos cortaría la cabeza. Para ellos era importante que las momias estén donde tenían que estar: en su sarcófago. Aunque Ramsés II sigue viviendo en el más allá porque su momia se preserva.
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-¿Qué intrigas esconden?
-Si la momia está bien conservada, podemos averiguar su alimentación, si pasó hambre en la infancia… El ajuar funerario nos dice qué tipo de persona era, si era rica o pobre. Una momia nos puede proporcionar mucha información que nos sirve para hacernos una idea cada vez más detallada de su sociedad, una civilización que forma parte de nosotros.
-¿Todo surge de Egipto?
-Egipto es el punto de partida, incluso los griegos iban allí a estudiar.
-Las momias también son un punto de partida…
-...para renacer en el más allá. En Egipto, desde el reino antiguo, todo el que podía se momificaba y quien no podía costearse el proceso, optaba muchas veces por una momificación natural en agujeros de arena.
-¿Podemos llegar a imaginarnos cuántas momias pueden haber?
-Si calculamos que desde el 2.500 a.C. hasta después de cristo casi todo el mundo se momificaba… pues bastantes millones. Después tenemos que tener en cuenta que también se momificaban animales como ex votos y esto representa otro montón más.
-Con tantas momias no es de extrañar que muchos museos expongan al menos una en sus vitrinas.
-Desde hace años todo lo que se excava es patrimonio egipcio, pero no siempre ha sido así. Han salido tantas momias que no hay museo que no tenga una.
-¿Se deberían retornar?
-No tendría mucho sentido a no ser que sea alguna importante, como la de Ramsés I, que se devolvió a Egipto.
-¿Y el busto de Nefertiti?
-Salió legalmente de Egipto. En esa época, los objetos encontrados pertenecían a la excavación y el busto de Nefertiti se quedó en el lado de los alemanes. Se tiene que demostrar que el reparto fue fraudulento. Otra cosa es que los alemanes quieran devolverla…
-¿Deberían hacerlo?
-En Alemania ha estado muy bien. Egipto tiene demasiado material para exponerlo todo en buenas condiciones. Es comprensible que vuelva a Egipto, pero en Alemania es muy visitada. No hay muchos motivos para reclamarla. En Alemania se le conceden todos los miramientos que se merece y en Egipto sería una pieza más.
-¿Y la barba de la esfinge que está en el British Museum? -Era un añadido posterior y salió de Egipto con permiso. En los siglos XVIII y XIX todo lo que salió era porque no había un estado que se preocupara. Si no conoces tu patrimonio y alguien lo sabe valorar es probable que te quedes sin él. Y todo lo que salió de Egipto se ha preservado.
-No es el caso de muchas momias…
-Hasta que no hemos llegado a comprenderlas como un documento histórico han sufrido bastante. Antes eran un souvenir, un objeto para ganar dinero. Se han utilizado para hacer papel, como abono…
.-…e incluso para curar enfermedades.
-Esto es de lo más peculiar. El polvo de momia fue la aspirina de la Edad Media. El rey Francisco I de Francia siempre viajaba con una provisión de momia por si caía enfermo o le herían. Durante siglos en Europa era el medicamento milagroso con efecto placebo.
-¿Qué gusto debe tener una momia?
-(Ríe). Tendrá un gusto muy aceitoso, por las resinas, y un poco salado, por el natrón que se utilizaba en la deshidratación.
-Ideal para las ensaladas. ¿Cómo debemos mirar a una momia?
-Hay que mirarla con respeto, cariño y curiosidad porque estás viendo a una persona.
-¿Qué momia le ha causado más impresión?
-De de las que me he encontrado en excavaciones, me sorprendió una momia natural y reciente de un perro que se cayó en un pozo funerario. Murió de hambre y se momificó. Lo ves tan escuálido y retorcido que dices: caramba. Con las otras el efecto es diferente, porque sabes que murieron y las momificaron. Resultan interesantes las momias de los faraones. Ver en persona a ese señor del que sabes tantas cosas.
-¿Qué haría Ramsés II si viera lo que estamos haciendo con las momias?
-Nos cortaría la cabeza. Para ellos era importante que las momias estén donde tenían que estar: en su sarcófago. Aunque Ramsés II sigue viviendo en el más allá porque su momia se preserva.
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José Miguel Parra Ortiz, egiptólogo
"Tomábamos polvo de momia como medicamento"
VÍCTOR-M. AMELA -LA CONTRA/ LA VANGUARDIA 05/05/2010
Tengo 42 años. Nací y vivo en Madrid, y excavo en Luxor (Egipto). Soy doctor en Historia, especialista en el Reino Antiguo. Estoy soltero, sin hijos. Soy liberal. Soy ateo. Hemos usado momias como fármaco, abono, pintura, papel... Una momia es una cápsula de tiempo
Qué es una momia?
Una cápsula de tiempo.
Poético.
Ese montón de vendas, resinas, esencias y carne reseca aporta mucha información sobre miles de años antes.
¿Qué momia es la más antigua?
La de Chinchorro, cultura andina: tiene 8.000 años. Pero ha sido en Egipto donde más momias hemos podido estudiar.
¿Cuántas momias ha dado Egipto?
¡Millones! El desierto momificaba ya cadáveres de modo natural, y hacia los 3.000 años antes de Cristo se refinaron métodos que evolucionaron hasta principios de nuestra era, bajo los romanos.
¿Fue entonces cuando Occidente supo de las momias egipcias?
Ya un comerciante griego de la antigüedad se llevó un gato momificado egipcio a su casa… Pero será a partir de la edad media cuando más momias llegarán a Europa.
¿Por qué?
Porque creíamos que el polvo de momia atesoraba virtudes terapéuticas: ¡fue un remedio médico cotizado! Como una aspirina.
¿Y de verdad curaba algo?
¿Qué cura ingerir trozos de carne momificada? Más bien provocaba vómitos... El rey Francisco I no viajaba sin su polvito de momia, sus pedacitos de momia que comer...
¿Nos hemos comido los europeos a más de un faraón?
¡Probablemente! Todo por culpa de Plinio el Viejo, Dioscórides (siglo I) y Avicena (siglo XI).
¿Ellos aconsejaron comer momia?
No, pero glosaron las virtudes curativas de cierta sustancia que se importaba de Persia: betún. Tanto importábamos, que los mercaderes orientales encontraron una sustancia similar para hacer negocio: la resina seca que impregna las momias egipcias.
Y nos daban momia por betún.
Sí. Mumia es la palabra persa para betún: acabaría denominando a las momias...
¿Y de dónde salían tantas momias?
Los saqueadores de tumbas egipcias se esmeraban. Pero algún mercader al que le fallaba el abastecimiento recurrió a momificar cadáveres de esclavos, ajusticiados o asesinados anónimos.
¡Puaf!
Se fue sabiendo de estas falsificaciones y la momia desapareció de las boticas europeas, hacia el siglo XVIII. Y empezamos a usar las momias para otras cosas…
¿Qué cosas?
Mezclada con disolventes y resinas, un trozo de momia se transformaba en excelente pintura de color marrón: los artistas del siglo XVIII lo llamaban "marrón de momia", muy apreciado por su brillo y por no agrietarse al secarse sobre el lienzo...
O sea, que en los museos de Europa cuelgan cuadros pintados con momias...
Y en Estados Unidos, a mediados del siglo XIX, dos avispados industriales importaron varios cargamentos de momias y, convertidas sus vendas de lino en pasta de papel, hicieron papel de estraza, para envolver fruta.
Qué sufridas, las momias egipcias...
Se usaron también como abono. Y alguna, como combustible en calderas de ferrocarriles cairotas... "¡Pásame un rey, que este plebeyo no arde bien!", pedía un fogonero a otro, según broma del escritor Mark Twain.
¿Cuándo empezamos a respetar un poco a las momias?
A finales del siglo XIX, turistas europeos empezaron a comprarlas como souvenir... Y en salones privados, durante meriendas de té con pastas, se exhibía la momia...
Pero eso es mero espectáculo…
El clímax de la reunión consistía en desvendar o rajar el vendaje de la momia para mostrar el magro cuerpo de un remoto egipcio... Especialista en esto fue el cirujano inglés Pettigrew; pero tuvo el cuidado de anotar lo que observaba... y de ahí arrancará el estudio científico de las momias.
Hoy no es necesario deshacerlas, ¿no?
No: la moderna tomografía permite saberlo todo sin tocar la momia.
¿Sabemos cómo momificaban?
Con una aguja deshacían y extraían el cerebro por la nariz. Y las vísceras, excepto el corazón, porque era la sede de la conciencia. Luego cubrían el cadáver con natrón.
¿Qué es el natrón?
Una sal del desierto: desecaba el cuerpo. Luego se vendaba, añadiendo esencias aromáticas e impregnándolo en resinas.
¿Qué buscaban con la momificación?
Creían que si la parte inmaterial del individuo reconocía su cuerpo, revivía. A la momia se la acompañaba de animales domésticos momificados, comida momificada...
¿Y se la protegía con alguna maldición?
Escribían: "Cualquiera que le haga algo maloa mi tumba, el cocodrilo, el hipopótamo y el león se lo comerán", y así... ¡Los egipcios creían en el poder de la palabra! Pero los saqueadores de tumbas eran analfabetos...
¿En qué épocas fueron saqueadas?
Algunas, a los pocos días. Bandas profesionales de ladrones tomaban los objetos de valor y tiraban la momia.
Es milagroso que la de Tutankamón llegara hasta nosotros...
Sí, pero que conste que todos los que la encontraron murieron de muerte natural.
¿Ha encontrado usted alguna momia?
Soy miembro de las excavaciones del proyecto Djehuty, y ahora estamos investigando una momia muy interesante..., pero por ahora debo guardar silencio.
Una cápsula de tiempo.
Poético.
Ese montón de vendas, resinas, esencias y carne reseca aporta mucha información sobre miles de años antes.
¿Qué momia es la más antigua?
La de Chinchorro, cultura andina: tiene 8.000 años. Pero ha sido en Egipto donde más momias hemos podido estudiar.
¿Cuántas momias ha dado Egipto?
¡Millones! El desierto momificaba ya cadáveres de modo natural, y hacia los 3.000 años antes de Cristo se refinaron métodos que evolucionaron hasta principios de nuestra era, bajo los romanos.
¿Fue entonces cuando Occidente supo de las momias egipcias?
Ya un comerciante griego de la antigüedad se llevó un gato momificado egipcio a su casa… Pero será a partir de la edad media cuando más momias llegarán a Europa.
¿Por qué?
Porque creíamos que el polvo de momia atesoraba virtudes terapéuticas: ¡fue un remedio médico cotizado! Como una aspirina.
¿Y de verdad curaba algo?
¿Qué cura ingerir trozos de carne momificada? Más bien provocaba vómitos... El rey Francisco I no viajaba sin su polvito de momia, sus pedacitos de momia que comer...
¿Nos hemos comido los europeos a más de un faraón?
¡Probablemente! Todo por culpa de Plinio el Viejo, Dioscórides (siglo I) y Avicena (siglo XI).
¿Ellos aconsejaron comer momia?
No, pero glosaron las virtudes curativas de cierta sustancia que se importaba de Persia: betún. Tanto importábamos, que los mercaderes orientales encontraron una sustancia similar para hacer negocio: la resina seca que impregna las momias egipcias.
Y nos daban momia por betún.
Sí. Mumia es la palabra persa para betún: acabaría denominando a las momias...
¿Y de dónde salían tantas momias?
Los saqueadores de tumbas egipcias se esmeraban. Pero algún mercader al que le fallaba el abastecimiento recurrió a momificar cadáveres de esclavos, ajusticiados o asesinados anónimos.
¡Puaf!
Se fue sabiendo de estas falsificaciones y la momia desapareció de las boticas europeas, hacia el siglo XVIII. Y empezamos a usar las momias para otras cosas…
¿Qué cosas?
Mezclada con disolventes y resinas, un trozo de momia se transformaba en excelente pintura de color marrón: los artistas del siglo XVIII lo llamaban "marrón de momia", muy apreciado por su brillo y por no agrietarse al secarse sobre el lienzo...
O sea, que en los museos de Europa cuelgan cuadros pintados con momias...
Y en Estados Unidos, a mediados del siglo XIX, dos avispados industriales importaron varios cargamentos de momias y, convertidas sus vendas de lino en pasta de papel, hicieron papel de estraza, para envolver fruta.
Qué sufridas, las momias egipcias...
Se usaron también como abono. Y alguna, como combustible en calderas de ferrocarriles cairotas... "¡Pásame un rey, que este plebeyo no arde bien!", pedía un fogonero a otro, según broma del escritor Mark Twain.
¿Cuándo empezamos a respetar un poco a las momias?
A finales del siglo XIX, turistas europeos empezaron a comprarlas como souvenir... Y en salones privados, durante meriendas de té con pastas, se exhibía la momia...
Pero eso es mero espectáculo…
El clímax de la reunión consistía en desvendar o rajar el vendaje de la momia para mostrar el magro cuerpo de un remoto egipcio... Especialista en esto fue el cirujano inglés Pettigrew; pero tuvo el cuidado de anotar lo que observaba... y de ahí arrancará el estudio científico de las momias.
Hoy no es necesario deshacerlas, ¿no?
No: la moderna tomografía permite saberlo todo sin tocar la momia.
¿Sabemos cómo momificaban?
Con una aguja deshacían y extraían el cerebro por la nariz. Y las vísceras, excepto el corazón, porque era la sede de la conciencia. Luego cubrían el cadáver con natrón.
¿Qué es el natrón?
Una sal del desierto: desecaba el cuerpo. Luego se vendaba, añadiendo esencias aromáticas e impregnándolo en resinas.
¿Qué buscaban con la momificación?
Creían que si la parte inmaterial del individuo reconocía su cuerpo, revivía. A la momia se la acompañaba de animales domésticos momificados, comida momificada...
¿Y se la protegía con alguna maldición?
Escribían: "Cualquiera que le haga algo maloa mi tumba, el cocodrilo, el hipopótamo y el león se lo comerán", y así... ¡Los egipcios creían en el poder de la palabra! Pero los saqueadores de tumbas eran analfabetos...
¿En qué épocas fueron saqueadas?
Algunas, a los pocos días. Bandas profesionales de ladrones tomaban los objetos de valor y tiraban la momia.
Es milagroso que la de Tutankamón llegara hasta nosotros...
Sí, pero que conste que todos los que la encontraron murieron de muerte natural.
¿Ha encontrado usted alguna momia?
Soy miembro de las excavaciones del proyecto Djehuty, y ahora estamos investigando una momia muy interesante..., pero por ahora debo guardar silencio.
Muertos y vivales
Aprendo que algunos faraones egipcios han acabado devorados por europeos enfermos, o abonando huertos, o envolviendo frutas, o pegados a un lienzo, o en cubos de basura... tras entretener a la buena sociedad en un salón de té con pastas. Todo lo que quería saber sobre momias me lo aclara el profesor Parra en su documentadísimo y amenísimo libro Momias (Crítica), donde explica cómo los antiguos egipcios derrotaron a la muerte y cómo muchos vivos se han buscado la vida a costa de las inermes momias. Me cuenta secretos de momias junto a sarcófagos en el Museu Egipci de Barcelona. Parece que estos antepasados desecados nunca dejarán de contarnos cosas y asombrarnos.
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