Una de las iniciativas relacionadas con la expansión y crecimiento interno de Europa son las Cruzadas (S. XI y XII), que ponen de nuevo en contacto a Europa occidental con Oriente y potencian los intercambios comerciales. El crecimiento paralelo de la población europea lleva a incrementar la producción de alimentos. Se roturan nuevas zonas hasta ahora baldías, pero también se aumenta el rendimiento de las tierras cultivadas, debido a la introducción en el campo de adelantos técnicos (arado normando, uso de animales de tiro), y difusión de molinos de agua y viento. Se abandona la roturación bienal por la trienal.
Surgen de nuevo las ciudades como centros de la vida económica y política, y crecen en población y riqueza. El trabajo artesanal se centra en los gremios, que reúnen a los que trabajan una misma profesión. Estas asociaciones garantizan la calidad de la obra y fijan el precio del producto; tienen categorías laborales: maestros, oficiales y aprendices. Crece notablemente la actividad comercial debido al crecimiento agrario y artesanal. Aparece la figura del mercader que se dedica al intercambio de productos en las ferias y mercados de las ciudades. Se reactiva también el comercio internacional de larga distancia: con las Cruzadas, se consigue la reapertura del Mediterráneo como vía hacia Oriente (comercio de especias, perfumes, seda y algodón); en el norte, *( entra en contacto con los territorios del mar Báltico, donde el comercio internacional (comercio de madera, hierro, pescado) lo dominará la Hansa. La moneda, que casi había desaparecido en los siglos anteriores, surge de nuevo, y se desarrollan las técnicas financieras, apareciendo la letra de cambio.
La sociedad europea de estos siglos sigue manteniendo una estructura feudal, en la cual la nobleza y el clero son los estamentos privilegiados. La nobleza conserva por completo su poder político, pero pierde parte de su poder económico en favor de un nuevo grupo en ascenso, la burguesía. El clero mantiene su poder económico y social y es, como antes, el máximo representante de la actividad cultural. El campesinado, la mayor parte de la población europea, permanece sujeto a la tierra y está obligado a las mismas cargas feudales. Participa en el aumento de riqueza generado por el desarrollo agrario y accede a los mercados comarcales, donde intercambia sus productos.
Dentro del tercer estamento, aparece un nuevo grupo social en las ciudades, los burgueses, que son hombres libres, sin ningún lazo de dependencia con los señores feudales. Los burgueses (hombres de los burgos o ciudades) tienen en común la defensa de sus libertades frente a los estamentos privilegiados, pero en su interior hay diferencias motivadas por la riqueza de sus integrantes, y pronto surgirá un patriciado urbano, formado por banqueros y ricos comerciantes; una burguesía media de artesanos, mercaderes comarcales y hombres de letras; y el pueblo, compuesto por los trabajadores de industrias y talleres artesanales, y los dedicados a los servicios.
El desarrollo de la economía y la evolución de la sociedad hace que varíe el poder de las instituciones. El rey, que antes era sólo un señor de señores, primero entre iguales (monarquia feudal), va imponiendo de manera efectiva su poder político. Controla la emisión de monedas y los tribunales de los señores feudales, e intenta congraciarse con ellos atrayéndolos a la corte. En esta época se consolidan instituciones que representan al tercer estamento, como los Parlamentos y las Cortes. Se reorganizan y crean nuevos órganos de gobierno, Cancillerías y Consejos, para lo que se crea un funcionariado o burocracia. Es el comienzo de la monarquía autoritaria.
Cultura: Las lenguas romances sustituyen al latín, que se consolidará en la Iglesia, y se desarrollará en lengua romance en casi todos los países (poesía, épica y lírica), que será cantada por trovadores y juglares. La enseñanza se traslada a las ciudades, donde se crean las escuelas catedralicias y episcopales, en las que se enseña el Trivium y el Quadrivium. Surgen las universidades, que serán las transmisoras del saber.
Fuente: PRIETO, M.A.: Prontuario temático, 1982
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