Irene Castells (Autor/a), Gloria Espigado (Autor/a) y María Cruz Romeo (Autor/a) Colección: Historia. Serie menor
13,5 x 21 cm.
488 PáginasRústica Hilo
I.S.B.N.: 978-84-376-2575-1Código: 171089
19,23IVA no incluido20,00IVA incluido
Mayo 2009
La guerra que afectó a España y a Portugal a principios del siglo XIX se inserta en un ciclo de grandes transformaciones para el mundo occidental, pergeñadas en la Europa enciclopedista y reveladas políticamente en la Revolución francesa de 1789 a la que sucede el orden napoleónico. Siendo un periodo de atención preferente por parte de la disciplina histórica, se ha relegado sistemáticamente, empero, la experiencia femenina como escasamente significativa para la explicación de este proceso. Sin exaltaciones, el presente libro constituye una indagación sobre algunas mujeres implicadas en la guerra que asoló la Península ibérica en 1807-1808, sobre sus modalidades de participación y sobre los significados y leyendas que en torno a ellas se fueron elaborando ya entonces. La materia de este libro es también la trama de representaciones del pasado que a lo largo de doscientos años han ensalzado interesadamente ciertos comportamientos femeninos, al tiempo que silenciaban otros, y han creado verdaderos iconos míticos, trasunto de la nación española.
Capítulo 1. Heroínas para la patria, madres para la nación: mujeres en pie de guerra..
Parte primera. Heroínas..
Capítulo 2. Mujeres en la campaña de Andalucía: María Bellido y la batalla de Bailén;
Capítulo 3. Las mujeres en la Guerra de la Independencia en Galicia. Una historia de omisión y anonimato;
Capítulo 4. Las mujeres en los sitios de Girona: la «Compañía de Santa Bárbara»;
Capítulo 5. «¿Por qué me habéis hecho soldado, si no podía dejar de ser mujer?» El mito de Agustina de Aragón en su primera recreación cinematográfica;
Capítulo 6. Manuela Malasaña. De joven costurera a mito madrileño; Capítulo 7. Espionaje y represión en la Serranía de Ronda. María García, «la Tinajera», un ejemplo de coraje ante los franceses;
Capítulo 8. Agustina, la dama del cañón: el topos de la heroína fálica y el invento del patriotismo..
Parte segunda. Patriotas..
Capítulo 9. Entre la tertulia y la imprenta, la palabra encendida de una patriota andaluza, Frasquita Larrea (1775-1838);
Capítulo 10. Isabel de Roxas e Lemos, la «Reina Pamplona»;
Capítulo 11. La marquesa de Villafranca y la Junta de Damas de Fernando VII;
Capítulo 12. Afrancesadas y patriotas: la Junta de Honor y Mérito de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País;
Capítulo 13. Emilia Duguermeur de Lacy, un liderazgo femenino en el liberalismo español;
Capítulo 14. María del Carmen Silva, la Robespierre española: una heroína y periodista en la Guerra de la Independencia María del Carmen Silva en los periódicos y folletos gaditanos de la Guerra de la Independencia.A modo de conclusión. Bibliografía..
Capítulo 15. Condesa de Ega, la citoyenne aristócrata.. Mujeres de la época..
Bibliografía general.. Colaboradores.. Índice onomástico.
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Hazañas de mujer en 1808
15 investigadores homenajean en un libro a las heroínas y patriotas de la Guerra de la Independencia
PEDRO ESPINOSA - Cádiz -EL PAÍS 08/06/2009
Pocas dispararon cañones, pero sus labores y palabras resultaron cruciales
El libro, coordinado por Irene Castells, Gloria Espigado y María Cruz Romeo, recuenta las heroínas de guerra pero trata de desmontar los tópicos creados en torno a figuras como la de Agustina Aragón. "Ella fue utilizada como un símbolo porque disparó el cañón pero hay otras muchas mujeres que realizaron su aportación", detalla Gloria Espigado, quien repasa la figura de la marquesa de Villafranca y la Junta de Damas de Fernando VII, una sociedad al servicio del interés de la nación para recabar recursos para vestir y pertrechar a los soldados combatientes.
La investigación no tiene fines biográficos, sino que busca mostrar la variedad de fórmulas con las que las mujeres se hicieron activas durante la guerra y los años posteriores. También se cuenta la labor de las afrancesadas, incluidas en el lote de patriotas porque, a su forma, también defendían una forma de ver su país. Entre las heroínas sobresalen María Bellido en la batalla de Bailén, las mujeres de Galicia, la compañía de Santa Bárbara de Girona, Agustina de Aragón, Manuel Malasaña o el relato del espionaje y represión en la serranía de Ronda a través de María Gracia, la Tinajera.
Pero la recopilación, cargada de hazañas a lo grande dotadas de simbolismo y de pequeñas acciones de enormes resultados, es también un relato de decepciones. La profesora Marieta Cantos, recuerda: "La guerra para ellas fue una coyuntura pero cuando todo pasó tuvieron que dar un paso atrás en los logros que habían conseguido. Se quedaron sin apoyos".
El libro llega en plena celebración del bicentenario de la guerra. También de la Constitución de 1812. El protagonismo de una mitad de la población española fue hurtado por momentos pero ahora se recupera en este trabajo de investigación. Papeles cruciales de aquéllas que llevaron agua, organizaron tertulias, montaron asociaciones o deshilacharon sábanas para curar las heridas de una guerra que enmudeció sus voces entre la fiereza de los cañones.
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Diario de Cádiz
http://cadiz2012.universia.es/prensa/09_06_22.pdf
Mujeres entre el cañón y la pluma en la Guerra de la Independencia
Cátedra publica 'Heroínas y patriotas. Mujeres de 1808': un repaso por el papel que jugó el género femenino durante la invasión napoleónica · En el estudio participan tres historiadoras de la UCA
La Guerra de Independencia llamó a la mujer a dos frentes casi por igual desconocidos: el del cañón y el de la pluma. La circunstancia tiene lógica si pensamos en términos de pauta, de orden y desorden: la guerra como paréntesis en lo cotidiano.
"La guerra siempre es una coartada para que las mujeres puedan manifestarse -apunta al respecto la historiadora Marieta Cantos Casenave-. Lo sabíamos ya por las dos Guerras Mundiales, y ahora se está empezando a escarbar en otras guerras, como la de Secesión o las invasiones napoleónicas... y lo mismo va a ocurrir en Iberoamérica con las guerras de Independencia. Fernán Caballero, por ejemplo, una autora que se decidió a firmar con seudónimo (mientras que durante los años de resistencia hubo mujeres que firmaron como tales) es un ejemplo de que cuando la guerra acaba, todo vuelve a su cauce".
El libro Heroínas y patriotas. Mujeres de 1808 (Cátedra) repasa algunos de los nombres femeninos que destacaron en el conflicto de hace dos siglos. De los quince perfiles, tres están realizados por investigadoras de la UCA: Gloria Espigado, Beatriz Sánchez Hita y Marieta Cantos Casenave. Es curioso observar cómo la clase social dibujaba una línea de separación entre mujeres de armas y mujeres de letras: las guerrilleras formaban parte del pueblo llano y las aristócratas buscaban hacerse fuertes a través de distintas formas de asociacionismo. "Ya tenían una cultura previa de reunirse entre ellas, cosa que no ocurría entre las mujeres del pueblo", explica Cantos Casenave.
"El nivel de alfabetización estaba marcado por la clase -continúa Gloria Espigado-. El primer grupo, el de las guerrilleras, lo forman las mujeres de estratos sociales más bajos que, por un motivo u otro, estaban cerca del frente o de los sitios: el conflicto se movía muy cerca de su hogar y veían que no tenían más remedio que comportarse con valentía: organizaban los hospitales de sangre, retiraban a los heridos, hacían las comidas... de esa segunda línea es fácil que saltaran a la primera y adquirieran protagonismo".
"Estas heroínas de las que conocemos nombres y apellidos -prosigue- están al principio de la contienda, y son enaltecidas por generales como Palafox. Son figuras que provocan por un lado el rechazo, porque se virilizan, pero por otro es enorme su valor propagandístico: actúan como testimonio, como elemento movilizador. Ronald Fraser apunta que el icono de la mujer valerosa venía a decir: si hasta ellas luchan, vosotros no podéis ser cobardes. De hecho, conforme avanza la contienda, y van cumpliendo su papel, este tipo de mujeres tienden a hacerse más anónimas, y hablamos ya de grupos de mujeres, en general, en Galicia o Valencia".
En un contexto en el que la condición de mujer y ciudadanía ni siquiera llegó a discutirse en Cortes, la libertad de imprenta supuso una pica en Flandes. "Todos entienden que la prensa juega un papel importantísimo en el mecanismo de educación de la ciudad -explica Beatriz Sánchez Hita-. Y también es un medio para adoctrinar e instruir a las mujeres."
Hasta entonces, se defendía la instrucción femenina pero siempre en el ámbito de lo privado: "La proyección pública se reserva a los hombres -indica Sánchez Hita-. Esa realidad debía estar muy asumida. La propia Carmen Silva, que debía ser una mujer de bastante carácter (liberó a las tropas apresadas en Lisboa vistiendo a los hombres de mujeres), se repliega y desaparece en cuanto su marido sale de la cárcel y vuelve a entrar en la escena pública. Aunque yo creo que siempre lo ayudó en la sombra".
Durante los años de encarcelamiento de su marido, Carmen Silva se convirtió en uno de los pocos editores con nombre femenino de la prensa en España: "A algunos no les haría mucha gracia que la mujer pudiera pisarles el terreno -explica Sánchez Hita-. Pero como entendían que era algo fruto de la propia situación, tampoco se negaban a que escribiera".
Esta inusual presencia femenina en esferas que superaban el ámbito de lo privado propició, afirma Gloria Espigado, "un debate en torno a la participación de la mujer en la esfera pública". "Sin embargo -comenta-. Es bastante sorprendente ver cómo muchas de ellas inician su carrera literaria durante la Guerra de Independencia, pero se pierden después con el fin del conflicto. La sociedad masculina intenta restablecer el orden perdido por miedo a esa transgresión femenina".
Los comienzos del XIX marcan un tiempo en el que no sólo era demasiado aventurado asumir cambios de roles sino también -y a pesar de la Wollstonecraft, lectura de cabecera de Frasquita Larrea- para hablar de conciencia de género: "Las mujeres de la época no tienen un discurso sino una causa más allá de ellas -comenta Gloria Espigado-. Utilizan los resquicios que les dejan para entrar pero son tiempos muy duros para demandar derechos para su sexo, así que terminan contribuyendo más a la causa general que a la propia".
"La guerra siempre es una coartada para que las mujeres puedan manifestarse -apunta al respecto la historiadora Marieta Cantos Casenave-. Lo sabíamos ya por las dos Guerras Mundiales, y ahora se está empezando a escarbar en otras guerras, como la de Secesión o las invasiones napoleónicas... y lo mismo va a ocurrir en Iberoamérica con las guerras de Independencia. Fernán Caballero, por ejemplo, una autora que se decidió a firmar con seudónimo (mientras que durante los años de resistencia hubo mujeres que firmaron como tales) es un ejemplo de que cuando la guerra acaba, todo vuelve a su cauce".
El libro Heroínas y patriotas. Mujeres de 1808 (Cátedra) repasa algunos de los nombres femeninos que destacaron en el conflicto de hace dos siglos. De los quince perfiles, tres están realizados por investigadoras de la UCA: Gloria Espigado, Beatriz Sánchez Hita y Marieta Cantos Casenave. Es curioso observar cómo la clase social dibujaba una línea de separación entre mujeres de armas y mujeres de letras: las guerrilleras formaban parte del pueblo llano y las aristócratas buscaban hacerse fuertes a través de distintas formas de asociacionismo. "Ya tenían una cultura previa de reunirse entre ellas, cosa que no ocurría entre las mujeres del pueblo", explica Cantos Casenave.
"El nivel de alfabetización estaba marcado por la clase -continúa Gloria Espigado-. El primer grupo, el de las guerrilleras, lo forman las mujeres de estratos sociales más bajos que, por un motivo u otro, estaban cerca del frente o de los sitios: el conflicto se movía muy cerca de su hogar y veían que no tenían más remedio que comportarse con valentía: organizaban los hospitales de sangre, retiraban a los heridos, hacían las comidas... de esa segunda línea es fácil que saltaran a la primera y adquirieran protagonismo".
"Estas heroínas de las que conocemos nombres y apellidos -prosigue- están al principio de la contienda, y son enaltecidas por generales como Palafox. Son figuras que provocan por un lado el rechazo, porque se virilizan, pero por otro es enorme su valor propagandístico: actúan como testimonio, como elemento movilizador. Ronald Fraser apunta que el icono de la mujer valerosa venía a decir: si hasta ellas luchan, vosotros no podéis ser cobardes. De hecho, conforme avanza la contienda, y van cumpliendo su papel, este tipo de mujeres tienden a hacerse más anónimas, y hablamos ya de grupos de mujeres, en general, en Galicia o Valencia".
En un contexto en el que la condición de mujer y ciudadanía ni siquiera llegó a discutirse en Cortes, la libertad de imprenta supuso una pica en Flandes. "Todos entienden que la prensa juega un papel importantísimo en el mecanismo de educación de la ciudad -explica Beatriz Sánchez Hita-. Y también es un medio para adoctrinar e instruir a las mujeres."
Hasta entonces, se defendía la instrucción femenina pero siempre en el ámbito de lo privado: "La proyección pública se reserva a los hombres -indica Sánchez Hita-. Esa realidad debía estar muy asumida. La propia Carmen Silva, que debía ser una mujer de bastante carácter (liberó a las tropas apresadas en Lisboa vistiendo a los hombres de mujeres), se repliega y desaparece en cuanto su marido sale de la cárcel y vuelve a entrar en la escena pública. Aunque yo creo que siempre lo ayudó en la sombra".
Durante los años de encarcelamiento de su marido, Carmen Silva se convirtió en uno de los pocos editores con nombre femenino de la prensa en España: "A algunos no les haría mucha gracia que la mujer pudiera pisarles el terreno -explica Sánchez Hita-. Pero como entendían que era algo fruto de la propia situación, tampoco se negaban a que escribiera".
Esta inusual presencia femenina en esferas que superaban el ámbito de lo privado propició, afirma Gloria Espigado, "un debate en torno a la participación de la mujer en la esfera pública". "Sin embargo -comenta-. Es bastante sorprendente ver cómo muchas de ellas inician su carrera literaria durante la Guerra de Independencia, pero se pierden después con el fin del conflicto. La sociedad masculina intenta restablecer el orden perdido por miedo a esa transgresión femenina".
Los comienzos del XIX marcan un tiempo en el que no sólo era demasiado aventurado asumir cambios de roles sino también -y a pesar de la Wollstonecraft, lectura de cabecera de Frasquita Larrea- para hablar de conciencia de género: "Las mujeres de la época no tienen un discurso sino una causa más allá de ellas -comenta Gloria Espigado-. Utilizan los resquicios que les dejan para entrar pero son tiempos muy duros para demandar derechos para su sexo, así que terminan contribuyendo más a la causa general que a la propia".
IV congreso internacional doceañista 1808-1812. Los emblemas de la libertad
Pilar Vera / Cádiz | Actualizado 28.03.2008 - 05:00
Mitos y verdades sobre heroínas, tertulianas, bombas y tirabuzones
Varias profesoras de la UCA profundizaron, en la tercera jornada del encuentro, en la figura de la mujer durante las Cortes y la Guerra de la Independencia
En un pensamiento rápido, sin depurar, los conceptos mujer y Guerra de la Independencia hacen surgir de inmediato una figura: Agustina de Aragón. Y después, inevitables, las bombas y los tirabuzones.
"Es una canción de la que existen muchas versiones -explica Marieta Cantos, una de las integrantes de Mito y realidad: las mujeres en la Guerra de Independencia-. La estrofa de los fanfarrones pudo tener algún viso de realidad, a partir de una anécdota. Tal vez alguna recogiera trozos de metal para hacer bigudíes. Pero hay otras variantes que, como apunta Alcalá Galiano, no tienen ningún sentido".
"Por otro lado, es verdad que la guerra contra el francés contó con la participación de grandes heroínas -indica Marieta Cantos-. Están María Bellido, en Bailén, o la mujer del director de El Robespierre Español, la portuguesa Carmen Silva... y se dieron también casos de mujeres líderes y guerrilleras en América. Allí, de hecho, los distintos bandos se acogían a distintas vírgenes (a la de Guadalupe, los insurgentes, y a la de los Remedios, los leales). Algo que enseguida se procuró eliminar, por supuesto".
De algunas de ellas, se publicaron apuntes biográficos en la prensa: "Pero, sospechosamente -sonríe la historiadora- se dan muchísimas similitudes entre ellos. Es decir: la mayoría son reconstrucciones a partir de una realidad de la que tampoco se sabe demasiado aunque intentaban plasmarse de determinada manera... No sabemos hasta qué punto se calcan los arquetipos de las mujeres fuertes de la Biblia y de las amazonas".
Pero también, por supuesto, estaba el peso intelectual de las mujeres de la época: "Desde finales del siglo XVIII, la mujer se había ido procurando un hueco en la vida pública y cultural española, a través de tertulias, de sociedades o de asociaciones con carácter excepcional -explica Cantos Casenave-. Cuando estalló la guerra, las mujeres encontraron una coyuntura favorable para desarrollar sus inquietudes".
"La invasión francesa, además -continúa la vicerrectora- contaba con la participación de todos los ciudadanos en la lucha, sin distinción de género. Un bando de Tomás de Morla invitaba a todos los españoles a publicar escritos que defendieran la patria. Y ahí respondieron todos, incluidas mujeres".
A la tradicional labor de mantenedora del hogar venían a sumarse otro tipo de cauces. "A través de distintas labores filantrópicas, por ejemplo -apunta Cantos-. Las mujeres, además, trataban se agruparse: se escribían, se intercambiaban ideas..."
Una de las cuestiones es cómo podían encajar todas estas manifestaciones en el seno de una sociedad aún excluyente y patriarcal. "De hecho -comenta Cantos- enseguida nace un discurso que conmina a las mujeres a dejar de soñar con emociones y que canta las virtudes de la mujer modesta, que se queda en casa o colabora haciendo sábanas y vendas".
La mayor parte de los gestos independientes tratan enseguida de ser reconducidos: "En Gerona, en el asalto de Montjuic, participaron varias mujeres que estaban vinculadas al Ejército y que no tenían problema en ponerse a montar un cañón. Llegaron a crear una especie de compañía que después fue absorbida dentro de los cauces ortodoxos por los propios militares".
"Y la educación de las mujeres -prosigue Cantos- nunca tuvo un sentido similar al que nosotros podemos darle. Cuando se hablaba de educación universal, se referían a que supieran leer y escribir. Para el poder era mucho más fácil poder controlar y reglamentar la instrucción femenina".
--------"Es una canción de la que existen muchas versiones -explica Marieta Cantos, una de las integrantes de Mito y realidad: las mujeres en la Guerra de Independencia-. La estrofa de los fanfarrones pudo tener algún viso de realidad, a partir de una anécdota. Tal vez alguna recogiera trozos de metal para hacer bigudíes. Pero hay otras variantes que, como apunta Alcalá Galiano, no tienen ningún sentido".
"Por otro lado, es verdad que la guerra contra el francés contó con la participación de grandes heroínas -indica Marieta Cantos-. Están María Bellido, en Bailén, o la mujer del director de El Robespierre Español, la portuguesa Carmen Silva... y se dieron también casos de mujeres líderes y guerrilleras en América. Allí, de hecho, los distintos bandos se acogían a distintas vírgenes (a la de Guadalupe, los insurgentes, y a la de los Remedios, los leales). Algo que enseguida se procuró eliminar, por supuesto".
De algunas de ellas, se publicaron apuntes biográficos en la prensa: "Pero, sospechosamente -sonríe la historiadora- se dan muchísimas similitudes entre ellos. Es decir: la mayoría son reconstrucciones a partir de una realidad de la que tampoco se sabe demasiado aunque intentaban plasmarse de determinada manera... No sabemos hasta qué punto se calcan los arquetipos de las mujeres fuertes de la Biblia y de las amazonas".
Pero también, por supuesto, estaba el peso intelectual de las mujeres de la época: "Desde finales del siglo XVIII, la mujer se había ido procurando un hueco en la vida pública y cultural española, a través de tertulias, de sociedades o de asociaciones con carácter excepcional -explica Cantos Casenave-. Cuando estalló la guerra, las mujeres encontraron una coyuntura favorable para desarrollar sus inquietudes".
"La invasión francesa, además -continúa la vicerrectora- contaba con la participación de todos los ciudadanos en la lucha, sin distinción de género. Un bando de Tomás de Morla invitaba a todos los españoles a publicar escritos que defendieran la patria. Y ahí respondieron todos, incluidas mujeres".
A la tradicional labor de mantenedora del hogar venían a sumarse otro tipo de cauces. "A través de distintas labores filantrópicas, por ejemplo -apunta Cantos-. Las mujeres, además, trataban se agruparse: se escribían, se intercambiaban ideas..."
Una de las cuestiones es cómo podían encajar todas estas manifestaciones en el seno de una sociedad aún excluyente y patriarcal. "De hecho -comenta Cantos- enseguida nace un discurso que conmina a las mujeres a dejar de soñar con emociones y que canta las virtudes de la mujer modesta, que se queda en casa o colabora haciendo sábanas y vendas".
La mayor parte de los gestos independientes tratan enseguida de ser reconducidos: "En Gerona, en el asalto de Montjuic, participaron varias mujeres que estaban vinculadas al Ejército y que no tenían problema en ponerse a montar un cañón. Llegaron a crear una especie de compañía que después fue absorbida dentro de los cauces ortodoxos por los propios militares".
"Y la educación de las mujeres -prosigue Cantos- nunca tuvo un sentido similar al que nosotros podemos darle. Cuando se hablaba de educación universal, se referían a que supieran leer y escribir. Para el poder era mucho más fácil poder controlar y reglamentar la instrucción femenina".
Mujeres en la Guerra de la Independencia
Irene Castell, Gloria Espigado y M.ª Cruz Romero (coords.)
HEROÍNAS Y PATRIOTAS. MUJERES DE 1808
Cátedra, Madrid 482 pp. 20 €
HEROÍNAS Y PATRIOTAS. MUJERES DE 1808
Cátedra, Madrid 482 pp. 20 €
Emilio La Parra López
CATEDRÁTICO DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA EN LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE
Revsita de Libros nº 157 · enero 2010
Sabemos que las mujeres participaron activamente en la Guerra de la Independencia y conocemos los nombres de algunas de ellas. Sin embargo, disponemos de escasa información sobre lo que realmente hicieron e ignoramos casi todo sobre su personalidad. Por otra parte, en los casos más notorios se han impuesto la leyenda y el mito. Por una u otra razón, las personas se han evaporado y ha quedado una artificiosa imagen de la mujer como representación del heroísmo popular y del sentimiento patriótico de la población española. Así fue presentada en el relato canónico de la guerra y, con lenguaje actualizado, en algunas síntesis publicadas recientemente: aquella fue una lucha emprendida por los españoles de forma espontánea y unánime en defensa de la religión, el rey y la patria, y hasta tal punto fue general y heroica la lucha, que incluso las mujeres se implicaron en ella con tanto arrojo como los hombres.
El libro que nos ocupa se orienta en una dirección diferente. Muy atentas a la producción historiográfica actual, sus coordinadoras –tres destacadas y reconocidas historiadoras– se han propuesto dar a conocer quiénes fueron y qué hicieron algunas de las mujeres que participaron en [...]
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ARTÍCULO EN PDF DE INTERÉS:
ESCRITORAS Y PERIODISTAS ANTE LA CONSTITUCIÓN DE 1812 (1808-1823)
Marieta Cantos Casenave y Beatriz Sánchez Hita
SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN.- II. UN ESTADO DE LA CUESTIÓN.- III.
TRADUCTORAS, ESCRITORAS Y PERIODISTAS.- IV. LA OPINIÓN
FEMENINA ANTE EL NUEVO ORDEN POLÍTICO Y EL DEBATE
CONSTITUCIONAL.- 1. Las claves del debate.- 1.1. La libertad de imprenta.-
1.2. La Inquisición.- 1.3. La reforma de los regulares.- 1.4. Ciudadanía,
igualdad, libertad, independencia y soberanía.- 1.5. Otros derechos y deberes:
La presunción de inocencia, la separación de poderes… 2. Las fuentes y su
asimilación. El horizonte intelectual de las escritoras.- V. EL PAPEL DE LA
MUJER EN LA SOCIEDAD. VISIONES MASCULINAS ENCONTRADAS: EL
AMIGO DE LAS DAMAS (1813) VS. EL TÍO TREMENDA (1814 Y 1823).- VI. A
MODO DE CONCLUSIÓN PROVISIONAL.- VII. BIBLIOGRAFÍA
Resumen: La Guerra de la Independencia es el origen de toda una serie de
cambios sociales, de los que la Constitución y los Decretos de las Cortes
actúan como avales. En este nuevo contexto la prensa y los diferentes escritos
políticos juegan un papel fundamental al dar publicidad a las discusiones
mantenidas entre los partidarios del nuevo orden (liberales) y los defensores
del absolutismo (serviles). Las mujeres tomarán también partido por unos y
otros y, aunque en menor medida que los hombres, no dudan en expresar su
opinión y analizar los postulados del nuevo sistema, para mostrar su adhesión
al mismo o desacreditar sus fundamentos.
I. INTRODUCCIÓN
Desde el Siglo XVIII la mujer empieza a ser tenida en cuenta como parte
integrante de la sociedad y son variados los escritos que se dirigen a ella,
aunque por lo general todos persiguen el mismo fin: instruirla en unos
determinados principios, acordes a la sociedad en la que vive, que a partir de
su influencia en la órbita de lo doméstico podría inculcar a quienes la
rodeaban.
Sin embargo, poco espacio quedaba para ella fuera del hogar. En el
ámbito de la política y la cultura la voz mayoritaria, o mejor dicho casi exclusiva,
sería la del hombre. Asimismo, serán los varones los que difundan en todo tipo
de obras cuál debe ser el papel del “bello sexo” al que, en diversas ocasiones,
sitúan como el destinatario principal de sus escritos. Para apreciar esto basta
acercarse a la prensa periódica donde de manera recurrente en los prospectos
se suele hacer un llamamiento al público femenino.
Un ejemplo bastante claro de cómo los editores quieren convertir a la
mujer en receptora de sus escritos, pero sin darle opción la mayoría de las
veces a participar en el periódico, se observa en una publicación gaditana
titulada el Correo de las Damas, con la que José Lacroix, el barón de la Bruère,
acompañó la tirada del Diario Mercantil de Cádiz. Allí, en la dedicatoria dirigida
a la Señora Doña Francisca Javier (sic) Matalinares Barrenechea, Marquesa de
la Solana, Condesa del Carpio, Señora de Quintanillas y Casa de Hito &c., que
sería la protectora de la cabecera, explícitamente se lee que el objeto del
periódico es el de adornar el conocimiento de las damas y su conversación;
pero en modo alguno parece propiciar el que las damas a las que dirige su obra
remitan escritos. Es más, en un texto que abre el sexto tomo y que trata “Sobre
la literatura de mujeres” censura la actitud de aquellos que alientan a las
féminas a que escriban.
No obstante, a medida que culmina la centuria dieciochesca, la mujer,
aunque todavía en casos excepcionales, toma también la pluma para
convertirse en protagonista de la palabra, adquiriendo una mayor implicación
política cuando los sucesos de 1808 hacen necesaria la participación de todos
en la lucha contra el nuevo enemigo político, que lo es ahora no ya de una
monarquía o una dinastía concreta sino de toda una nación.
En efecto, con el inicio de la Guerra de la Independencia, donde en un
contexto en el que la política lo impregna todo, los maniqueos contenidos
dirigidos a las damas cambian, pues ellas forman parte de esa nueva situación
en la que literatura y política se dan la mano. Quizás el ejemplo más claro de
esto lo constituye el intento protagonizado por el ya citado de la Bruère a
finales de 1809, de sacar un nuevo papel con el título de Corresponsal Político
Literario del Bello Sexo Español, que ocuparía el hueco dejado por el Correo
de las Damas que cesó en junio de 1808. El periódico finalmente no llegará a
editarse, y habrá que esperar a marzo de 1813 para encontrar un impreso
específicamente dirigido a mujeres: El Amigo de las Damas.
En el presente estudio nos centraremos en el posicionamiento que
adoptan distintas mujeres, que episódicamente ejercieron de escritoras,
traductoras y periodistas, en el período que abarca desde el inicio del debate
constituyente hasta mediados de 1813. De igual modo se atenderá a los textos
producidos durante el Trienio Liberal y que permiten valorar cuál fue el papel de
la mujer respecto del código constitucional tanto en los años referidos como en
los que van de 1820 a 1823, cuando la Constitución vuelve a estar vigente y la
coyuntura de libertad permite que ésta encuentre nuevamente un hueco en el
panorama político-literario. Asimismo, en última instancia, se atenderá al
discurso masculino expresamente dirigido a la mujer durante la Guerra de la
Independencia, a través de la aproximación a El Amigo de las Damas, por ser
éste significativo de cuál era el lugar que se quería darles en la sociedad
constitucional.
.... seguir en el pdf enlazado
http://www.seminariomartinezmarina.com/ojs/index.php/historiaconstitucional/article/viewFile/227/200
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