- • Un estudio analizó unos cabellos conservados bajo el hielo de Groenlandia
- • El mapa genético descarta un vínculo cercano con los actuales pueblos inuit
ANTONIO MADRIDEJOS BARCELONA
Unos cabellos conservados milagrosamente durante 4.000 años bajo los hielos de Groenlandia han permitido determinar que el individuo al que le pertenecían tenía una piel bastante oscura, ojos morenos, grupo sanguíneo O+ y pelo recio, así como una tendencia a la calvicie, entre otras intimidades. Inuk, como ha sido bautizado, formaba parte de los primeros pueblos que se aventuraron a colonizar las indómitas tierras del Ártico americano, más al norte del paralelo 65. Nunca una secuenciación genética de este nivel había llegado tan atrás en el tiempo.La filigrana científica ha sido coordinada por investigadores del Museo de Historia Natural y la Universidad de Copenhague, pero en el trabajo han participado una veintena de centros de la propia Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Rusia, Estonia, Reino Unido, Australia, China e Italia. Los resultados de la investigación se publican esta semana en la revista científica Nature.
NEANDERTALES Y MAMUTS / Investigaciones anteriores habían logrado recuperar restos de ADN pertenecientes a neandertales que vivieron en Europa hace 40.000-60.000 años, pero siempre se trataba de pequeños fragmentos muy contaminados por material genético de bacterias y virus. Lo mismo sucedió con varios restos de mamut con unos 10.000 años de antigüedad. El trabajo para ensamblar las piezas era un puzle de dificultad suprema. Ahora, en cambio, los investigadores han logrado reconstruir el 79% del genoma, una primicia sin precedentes, con apenas dos gramos de cabello.
Gracias al permafrost, los hielos perpetuos del subsuelo groenlandés, «la preservación del pelo era fantástica», explica a este diario una de las autoras del trabajo, la genetista portuguesa Paula Campos. De hecho, uno de los cometidos de Campos ha sido comprobar los daños causados por la degradación del ADN mediante la comparación con material antiguo de mamíferos. Eske Willerslev, director del estudio, resume: «El genoma de Inuk es comparable en calidad al de un humano moderno». Las contaminaciones se han estimado en menos del 1% del total del genoma.
El pelo del que parte el estudio se descubrió en 1986 durante una excavación en el yacimiento de Qeqertasussuk, en la costa oeste de Groenlandia, y se guardó en el Museo Nacional de Dinamarca. Las nuevas tecnologías de secuenciación, con potentes aparatos instalados en China, han permitido hacer el análisis en unos cuatro meses, y eso que todas las porciones se han secuenciado 20 veces para descartar posibles errores. «Hace poco habríamos tardado varios años», dice Campos.
Además de los citados, la reconstrucción ha permitido inferir detalles sorprendentes como que el individuo tenía unas grandes paletas dentales y que, como todo pueblo esquimal, estaba adaptado a las bajas temperaturas. También parece que sufría otitis como resultado de la acumulación en el oído de cerumen seco.
Investigaciones anteriores habían concluido que Inuk formaba parte de la llamada cultura Saqqaq, pueblos paleoesquimales de origen asiático que atravesaron el estrecho de Bering por primera vez hace unos 6.000 años, se extendieron por el Ártico americano y acabaron desapareciendo hace unos 3.000 años. Tanto en Groenlandia como en el norte de Canadá hay varios yacimientos con restos arqueológicos atribuidos a la misma cultura, «aunque aún no se han hecho análisis genéticos», insiste la investigadora portuguesa. Las primeras migraciones de pueblos asiáticos llegaron a América hace al menos 15.000 años (posiblemente 25.000) y alcanzaron el cono sur en unos pocos milenios, pero, a diferencia de lo que hicieron los ancestros de Inuk, no se adentraron en las regiones más frías del Ártico.
TERCERA RUTA MIGRATORIA / En cualquier caso, el parentesco filogenético de los Saqqaq seguía siendo motivo de controversia. Ahora, por fin, los investigadores ponen las cosas en orden: los pueblos paleoesquimales –la estirpe de Inuk– no guardan una relación estrecha ni con los actuales nativos americanos ni con los inuit, los pueblos indígenas que hoy en día pueblan el Ártico canadiense. Tras analizar y comparar diversas poblaciones recientes de Asia y América, el estudio que publica Nature sostiene que Inuk se parecen mucho más a los chukchi, los koriaks, los nganasanos y otros pueblos del noreste de Siberia y la peníncula de Kamchatka. Los inuit habrían llegado al Ártico americano hace apenas 1.000 años. También desde Asia, claro.
«Nuestros descubrimientos pueden ser de importante ayuda a los arqueólogos y otros especialistas que busquen determinar qué pasó con las personas de culturas extinguidas», concluye Willersley.
Fuente: http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=686243&idseccio_PK=1477
Un esquimal de hace 4.000 años
El genoma de un hombre preservado en hielo en Groenlandia revela sus rasgos y origen
MALEN RUIZ DE ELVIRA - Madrid - EL PAÍS - 10/02/2010
A los estudiosos les interesa mucho esta vía genética de investigación porque se conocen muy pocos restos de estos primitivos habitantes del ártico americano. En el mismo yacimiento se han hallado arpones y otras herramientas. El trabajo ahora publicado en Nature indica que se pueden utilizar los datos del genoma para conocer rasgos físicos y demográficos de individuos y poblaciones de culturas extintas.
Hasta ahora los análisis de restos humanos antiguos o muy antiguos se han hecho a partir de huesos o piel, como en una momia egipcia y en neandertales. Estos tejidos tienen el problema de que suelen estar contaminados con ADN de bacterias y hongos, así como, en muchos casos, con material genético humano moderno, explican los autores del estudio, liderados por la Universidad de Copenhague. Sin embargo, los análisis de restos de mamuts conservados en permafrost en Siberia y otros lugares ya habían mostrado que el ADN del pelo se conserva prácticamente sin contaminación.
Las técnicas modernas, derivadas del hito tecnológico que supuso la primera secuencia completa del genoma humano en 2000, han permitido ahora generar el genoma casi completo del esquimal, con mucha mayor calidad y detalle, y en mucho menos tiempo, de lo que se podría haber hecho hace 10 años.
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